Desde el momento en que decides preparar una oposición, te conviertes en OPOSITOR. Tomar esa decisión es el primer paso, luego viene como contárselo a tu familia, pareja y amigos y buscar apoyo en ellos.

¡Comienza el estudio! Algo que no parece complicado ya que te sientes muy motivado, pero a veces también muy perdido, por lo que lo mejor es buscar la ayuda en una academia o un grupo de estudio. Aquí te entienden; y además tus compañeros tienen los mismos síntomas: alegría, histeria, felicidad, melancolía, tristeza, fuerza, nervios…, un cóctel de sensaciones difíciles de controlar.

Para poder tener bajo control todas estas sensaciones lo mejor es tener unas buenas técnicas de estudio que sean provechosas y de las que obtengas resultados. Debes elegir bien el sitio en el que vas a estudiar, un lugar cómodo, con luz adecuada, donde no tengas distracciones y donde puedas tener todos los materiales de estudio necesarios.

Establecer una rutina de estudio es fundamental, ya que cada uno tiene unas circunstancias a las que se debe adaptar y tienes que intentar sacar el máximo rendimiento al tiempo que utilices para el estudio y sin olvidarte nunca de tu tiempo de descanso.

Algo fundamental es no darte nunca por vencido por muy duro que haya sido el día. Lo importante es la meta y no el duro recorrido, ya que desde el comienzo sabías que no iba a ser fácil, pero la recompensa vale la pena, tu plaza.